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¿Energía ilimitada o TDAH? Guía para padres sobre cómo tomar decisiones informadas



Como padre, tomar decisiones sobre la salud y el bienestar de su hijo es una de las responsabilidades más difíciles a las que se enfrentará. Cuando se trata de controlar la hiperactividad en niños pequeños, el tema de la medicación puede ser polémico. Por un lado, los medicamentos para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) pueden brindar alivio a los niños que tienen dificultades para concentrarse y funcionar. Por otro lado, estos medicamentos pueden tener efectos secundarios que pueden afectar la personalidad y el desarrollo del niño. Exploremos los pros y los contras de usar medicamentos para la hiperactividad, cómo distinguir entre la actividad normal y la hiperactividad clínicamente significativa, y las opciones holísticas que los padres pueden considerar antes de recurrir a los productos farmacéuticos.


Entender la diferencia entre actividad normal e hiperactividad

Lo que no es el TDAH


Es importante reconocer que no todos los comportamientos enérgicos o desafiantes en los niños pequeños son signos de TDAH o hiperactividad que requieren medicación. Por ejemplo, si se siente agotado después de un largo día y su hijo todavía quiere jugar, hace un sinfín de preguntas o parece tener una energía desbordante en comparación con usted, esto no es necesariamente un signo de hiperactividad. Estas situaciones reflejan comportamientos infantiles normales, a menudo influenciados por la curiosidad, el crecimiento o la necesidad de atención.

En lugar de considerar estas conductas como problemáticas, considérelas oportunidades para que su hijo participe en actividades constructivas. Reoriente su energía hacia actividades creativas o físicas. Por ejemplo, puede alentarlo a dibujar, pintar o construir con bloques si disfruta de las actividades artísticas. Si el clima lo permite, una salida al parque, un juego de la mancha o incluso bailar con música en casa pueden ayudarlo a gastar energía mientras se vincula con usted.


El comportamiento energético normal no requiere medicación, sino que pone de relieve la importancia de proporcionar entornos estimulantes y enriquecedores. Los padres pueden apoyar a sus hijos siendo proactivos a la hora de introducir actividades estructuradas y no estructuradas para canalizar su energía de forma eficaz.


Los niños pequeños son naturalmente enérgicos y curiosos. Aprenden sobre el mundo, ponen a prueba los límites y exploran su entorno. Es normal que los niños pequeños y en edad preescolar tengan poca capacidad de atención y tengan dificultades para controlarse. Sin embargo, cuando la hiperactividad comienza a interferir significativamente con la capacidad del niño para aprender, interactuar socialmente o realizar tareas apropiadas para su edad, puede ser señal de algo más que un comportamiento típico.


Según la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), los niños con TDAH pueden mostrar patrones persistentes de falta de atención, hiperactividad e impulsividad que son más graves que los de sus pares. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) proporciona criterios para el diagnóstico del TDAH, entre ellos:


  • Dificultad para permanecer sentado en situaciones tranquilas.

  • Correr o trepar en exceso en entornos inadecuados.

  • Problemas para jugar en silencio.

  • Interrumpir a otros con frecuencia.

  • Incapacidad de esperar su turno.


Si estos comportamientos son constantes en distintos entornos (por ejemplo, el hogar, la escuela, las situaciones sociales) y afectan significativamente el funcionamiento del niño, puede ser el momento de solicitar una evaluación profesional. Los pediatras y psicólogos infantiles pueden realizar evaluaciones integrales para determinar si la hiperactividad se debe al TDAH o a otra afección subyacente, como ansiedad, problemas de procesamiento sensorial o incluso trastornos del sueño.


Los pros y contras de la medicación

Ventajas

  • Mejora la concentración y el comportamiento: los medicamentos estimulantes como el metilfenidato (Ritalin) y las anfetaminas (Adderall) pueden ayudar a los niños a regular su atención y reducir los comportamientos impulsivos, mejorando su capacidad para aprender e interactuar con los demás.

  • Resultados rápidos: Los medicamentos suelen mostrar resultados en cuestión de días, proporcionando un alivio inmediato a los niños que padecen síntomas graves.

  • Mejores resultados académicos y sociales: con una mejor concentración y autorregulación, los niños pueden experimentar un mayor éxito en la escuela y construir relaciones más sólidas con sus compañeros.

Contras

  • Efectos secundarios: Los efectos secundarios más comunes incluyen disminución del apetito, dificultad para dormir, irritabilidad y cambios de humor. En algunos casos, los medicamentos pueden causar problemas más graves, como aumento de la ansiedad o síntomas depresivos.

  • Impacto en la personalidad: Los padres a menudo se preocupan de que los medicamentos puedan hacer que sus hijos parezcan “planos” o menos ellos mismos.

  • Preocupaciones sobre la dependencia: El uso a largo plazo de estimulantes puede generar preocupaciones sobre la dependencia o la posible necesidad de aumentar las dosis con el tiempo.

  • Las causas subyacentes pueden pasarse por alto: los medicamentos tratan los síntomas pero no abordan las posibles causas fundamentales, como traumas, deficiencias nutricionales o trastornos del sueño.


Medidas holísticas y alternativas naturales

En Harper Ease, animo a los padres a agotar todos los métodos naturales y holísticos antes de considerar la medicación para sus hijos pequeños.



A continuación se indican varios pasos que puede seguir:

  1. Terapia conductual: trabajar con un psicólogo infantil o un especialista en conducta puede ayudar a su hijo a desarrollar mecanismos de afrontamiento y habilidades de autorregulación. Los programas de capacitación para padres también pueden brindarle estrategias para manejar conductas desafiantes de manera eficaz.

  2. Cambios en la dieta: La nutrición desempeña un papel fundamental en el funcionamiento y el comportamiento del cerebro. Reducir el consumo de alimentos procesados, azúcares y colorantes artificiales y aumentar el consumo de alimentos integrales ricos en ácidos grasos omega-3, magnesio y zinc puede mejorar los síntomas en algunos niños.

  3. Actividad física: el ejercicio regular ayuda a los niños a gastar energía, mejorar la concentración y mejorar el estado de ánimo. Actividades como la natación, las artes marciales o simplemente jugar al aire libre pueden ser increíblemente beneficiosas.

  4. Técnicas de atención plena y relajación: enseñarle a su hijo a respirar profundamente, hacer yoga o meditar puede ayudarlo a calmar su mente y su cuerpo. Estas prácticas también pueden mejorar su capacidad para concentrarse y controlar las emociones.

  5. Higiene del sueño: muchos niños con hiperactividad tienen malos hábitos de sueño. Establecer una rutina constante para la hora de acostarse, reducir el tiempo frente a pantallas antes de acostarse y crear un entorno de sueño tranquilo puede mejorar significativamente el comportamiento.

  6. Terapia de integración sensorial: para los niños con dificultades de procesamiento sensorial, la terapia ocupacional puede ayudarlos a aprender a controlar la sobreestimulación, que puede contribuir a su hiperactividad.


Recursos para padres

Lidiar con la hiperactividad y su manejo puede ser abrumador, pero no estás solo. Aquí tienes algunos recursos de confianza que te pueden servir de guía:

  • CHADD (Niños y adultos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad): visite chadd.org para obtener información sobre el TDAH, estrategias de crianza y grupos de apoyo locales.

  • Academia Estadounidense de Pediatría (AAP): Su sitio web, healthychildren.org , ofrece orientación basada en evidencia sobre el manejo de la hiperactividad y el TDAH.

  • Revista ADDitude: un recurso integral para el manejo del TDAH, que incluye artículos sobre alternativas naturales. Visite additudemag.com .

  • Recursos locales: Consulte con la escuela de su hijo, los centros de salud comunitarios o el pediatra para obtener referencias a terapeutas conductuales, terapeutas ocupacionales o programas de capacitación para padres en su área.


Reflexiones finales

Decidir si debe administrarle a su hijo pequeño medicamentos para la hiperactividad es algo muy personal y complejo. Si comprende la diferencia entre la actividad normal y la hiperactividad, explora alternativas naturales y consulta a profesionales de confianza, podrá tomar una decisión informada que se ajuste a las necesidades específicas de su hijo.


Recuerde que usted es el mayor defensor de su hijo. Tómese el tiempo para investigar, hacer preguntas y confiar en sus instintos. Ya sea que elija medicamentos, métodos holísticos o una combinación de ambos, su compromiso con el bienestar de su hijo marcará la diferencia. Juntos, prioricemos la salud, la atención plena y las herramientas necesarias para ayudar a nuestros hijos a prosperar.

 
 
 

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